jueves, septiembre 4

Próximamente...

un video sobre Robin que les volará los sesos.


Stay tuned.

jueves, agosto 28

Cuestión que el guardia era puto

Y era re puto nomás.

-Ah, mirá vos, ¿te gustan los musicales? -inquirí, ya casi seguro de que al guardia además le gustaba otra cosa que a mí no.

-Zíiiii, el otro día ví Hairspray en el patio del castillo del rey Juan, una función personal. Fue buenízimo -me contestó él con insano entusiasmo.

-Claaaaaaro... -dije, dirigiéndole una mirada cómplice a mi suegro, que se cagaba de la risa. -Bueno, mirá, ¿cómo te llamás?

-¿¿¿Y por qué debería darle mi nombre, vil prisionero??? -me espetó el guardia, recuperando la voz de macho.

-Mirá, tengo una propuesta que no vas a poder rechazar. Como sabrás, yo soy Robin Hood, más conocido como Robin el Chorro de Nottingham Vamo lo Pibe. Acá seguro que te pagan mal y te tratan para el culo por tus... ehm... gustos de la vida. ¿O me equivoco?

Ahí apelé a los sentimientos putezcos del guardia, y no estaba equivocado. Mirando por la rendija mínima de la ventana de la celda, pude ver cómo soltaba un "snif, snif".

-Sí, me tratan para el culo. No me comprenden. Me roban el almuerzo y no tengo tema de conversación con nadie. A mí me gusta el pop y a ellos los cantitos de cancha.

-Bueno, para que veas a qué apunto, en el bosque, por más que la mayoría pateamos para el arco heterosexual, somos lo más tolerantes del mundo. Es más, si te nos unís y querés usar flechitas de muchos colores y sombrerito con pluma rosa, te aplaudimos.

-Ayyyyyyyyy, no zé -dijo el guardia, aparentemente persuadido por la idea.

-Ah, me olvidé de aclararte: una vez por mes tenemos noche de karaoke.

-Ayyyyyyyyy qué tentadoooooor pero no zéeeeeeeeeee...

-...conducida por mi amigo Juan Peque. Que es grandote y simpático.

Sé que está re mal vender el culo de un amigo, pero ese fue el golpe de gracia. Al guardia le brillaron los ojos.

-Me shamo Shoni. Me uno a tu banda. Sha mismo.



Aguante yo, vieja.

viernes, agosto 22

Ah no no no

Pero qué viejo de mierda traidor y la puta madre que lo parió.

-Ah nooo, suegrito, qué puñalada por la espalda la tuya eh.

-Perdoname Robin, es que caí en pánico... Con todo esto del Rey Ricardo... Vos sabés que mi hijita es sagrada para mí...

-Sí, blah, ahora no me des pie que te caés. Primero veamos cómo sorongo salimos de acá.

Court Amambos se calló la boca a beneficio de su propia seguridad, mientras yo me levanté de un saltito (acordate que todo este balurdo lo estaba atravesando atado de pies y manos, lo cual no fue para nada elegante) y me acerqué con saltitos similares a la puerta de la celda, que tenía como única abertura una ventanita minúscula, atravesada de barrotes. Pude vislumbrar a un guardia apostado al costado de la mazmorra.

-Hooooolaaaaa -dije a través de la ventanita, como siempre tan original con lo que digo.

-¡Chitón, prisionero! -me contestó el guardia. -¡Guarde silencio o lo azotamos, Chorro!

-Ay, me llamó por mi apodo preferido, qué divino.

Volteé hacia el traidor de mi suegro.

-La veo jodida eh. No hay una puta salida acá, y este parece ser un guardia muy abocado a su trabajo, no es de esos que se ponen a jugar al solitario.

-Más bien. Hace semanas que estoy acá y ni siquiera pude sacarle dos palabras de charla. Verás que me he embolado de lo lindo.

-Te lo merecés por viejo puto -murmuré.

-¿Que te amputás qué?

-Nada, nada, que tiene un carácter impoluto, dije.

-Ah.

-Estás sordo suegrito, eh. Si seguimos teniendo diálogos como este, podríamos escribir una comedia musical, ya que estamos acá tan encerrados y tan al pedo.

Y fue en ese instante en el que escuché algo que logró darme una pista sobre cuál sería nuestra salida.

-¡¡¡Ayyyyyyy!!! ¡¡¡Me encantan las comedias musicales!!! ¡¡¡Zen-za-zio-na-lezzz!!!-se oyó al guardia exclamar a través de la puerta.



Y con esas sencillas siete palabras exclamadas en un tono tan pero tan doncellezco, me dí cuenta que el guardia era más puto que los pavos reales.

lunes, agosto 18

Un regalito en la celda

Un cagazo bárbaro me pegué con esa tos.

-¿Quién anda ahí? -atiné a preguntar, con una voz bien de maricón (y sí, ponete en mi lugar).

A mi pregunta le siguió un silencio, y luego...

-¿Robin? ¿Robin de Locksley? -me respondió una voz avejentada y cansada.

-¿Cómo sabes mi nombre? -me sorprendí.

-Oh, Robin, Robin... ¿Acaso no puedes reconocer a tu propia familia?

Me quedé duro. ¿Quién carajo era? ¿Mi tío Jorge, el de Nottingham, que hace años que estaba en cana por choreo de chanchos? ¿Mi tío Fafi, que siempre me lo encontraba en los lugares más insólitos? ¿La señora que limpiaba el castillo, que tenía voz de hombre? Mierda. Qué curiosidad.

-Estoy maniatado, hace frío, hay olor a mierda, y estoy empezando a tener hambre. Son muchos factores en contra como para que pueda pensar con claridad, oh señor compañero de cautiverio. ¡Reveal yourself! -dije, haciendo gala de mi inglés local.

-Soy sir Court Amambous, el padre de Mariana, ¡Robin! ¡Cómo puede ser!

-¡Suegrito! ¡Qué hacés acá, viejo! Estabas desaparecido vos. ¿Hace cuánto que te tienen acá?

-La verdad que ni idea, hijo... Hace mil, qué se yo. Y ni me dijeron por qué. Vino el pelotudo este de Gisborne y me tiró acá adentro. ¿Mi hijita, Robin? ¿Qué pasó con mi hijita?

Acá vamos de vuelta con lo de hijita mi hijita y toda esa boludez. Mi suegro se piensa que Mariana es una nena que nunca se desarrolló y que sigue pensando en unicornios y esas taradeces. Convengamos que Mariana ahora está en histérica, pero antes de que pasara todo este bardo del rey y eso, cuando teníamos una vida más o menos normal, con Mariana había acción de sobra, y el viejo nunca se enteró porque sino le agarra un ataque que ni te cuento.

-Tu hijita bien, no te hagas drama. La rescaté de lo del tío y la llevé conmigo al bosque. Ahí está más segura. Además no sé si te enteraste que la querían casar con Gisborne.

-Sí...

Hubo un silencio. Estaba oscuro, no se veía un choto, pero no sé por qué me dió la sensación de que el viejo se había puesto todo colorado.

-¿Sí qué?

-Perdoname Robin. Fuí yo el que mandó a Gisborne a que se casase con mi hijita.



¡Ahhhhh no no no! ¡Lo que me faltaba!

lunes, agosto 11

Robin el chorro, en vivo!

La autora de Robin el Chorro estará presente en la Feria Tolkien 2008, repartiendo panfletos y haciendo gala de su vestimenta medieval a la última moda.

Para más información, click acá.

Nos vemos!


(El relato será retomado la semana que viene, Robin está todavía recuperándose de la resaca de su cumpleaños, que fue el 31 de julio. La autora cumple el 14, así que pueden dejar saludos para ambos).

viernes, julio 25

Al horno con papas

La verdad que, le haya salido mal o no, en mi vida lo vi a Gisborne tan contento. Parecía que era Navidad y que le habían regalado una Wii.

Me ataron las extremidades, me pusieron una capucha tapándome la cabeza, me patearon un rato y me terminaron tirando en una mazmorra en lo de Gisborne, soltando una risa malvada cuando cerraron la puerta con llave. ¿Vieron que los malos cuando te encierran se empiezan a reír malévolamente? Es un hábito que tienen.

Estaba todo oscuro y la celda tenía un olor a mierda terrible. Hacía frío.

Seguramente iban a anunciar mi captura y al día siguiente me colgarían adelante de todo Sherwood, para demostrar que supuestamente con el rey Juan no se jode.

Ya está, pensé. Hasta acá llegamos.

Mariana. Fue lo primero que me vino a la mente. En la nebulosa quedaron los Alegres y la misión; yo sólo añoré, por unos instantes, los dorados cabellos de mi amada, y el calor de sus manos. Lo único que puede salvarme, pensé, es el amor de Mariana.

Y en esas cosas mi mente cavilaba, tendido yo en el piso frío de piedra, ciego por las vendas que cubrían mis ojos; cuando escuché una tos casi imperceptible.